Si contamos con el valor de los fichajes de Henrique (8), Keirrison (14), Cáceres (16), y Hleb (15), nos sale una cifra acorde a lo que se podría gastar cualquier club de primer nivel en una figura mundial. Una cantidad altísima, que es lo que el Barcelona se han invertido en cuatro jugadores que no le han servido al entrenador, que se han marchado cedidos, (algunos seguramente para no volver), o que se marcharán en breve, como es el caso de Henrique.
Más llamativo que ninguno es el caso del central, un futbolista que después de ser fichado fue cedido al Bayer Leverkusen alemán, donde según se dice, realizó una muy buena temporada, progresando lo suficiente como para formar parte de la plantilla azulgrana el próximo año.
Han bastado algunos entrenamientos y llegar al primer partido oficial de la temporada, para mostrar a las claras que Guardiola no cuenta para nada con él, llegando incluso a meter en la convocatoria antes que al brasileño, a los canteranos Muniesa y Fontás, dos futbolistas que para más inri, ni siquiera tienen amplia experiencia en el filial.
Demasiado dinero en apuestas arriesgadas, que podrían haber sido apuestas seguras. Demasiada inversión en unos jugadores que probablemente no tengan más calidad de lo que hay en casa. Tanto Cáceres como Keirrison pudieron ser buenos fichajes, pero nunca al precio que se pagaron por ellos, un importe que como mínimo, indica que estas fichando a un futbolista preparado y no en formación, como parece el caso de los antes mencionados.
Caso diferente es el de Hleb, para mí el más comprensible, y dado la edad del bielorruso, el que estoy seguro de que no volverá a vestirse la camiseta azulgrana. A sus 28 años, volver a rendir de nuevo en un club después de estar un año parado va a ser difícil, aunque si lo consigue, no creo que quiera volver a pasar por lo mismo. Su club, el Stuttgart, si lo recupera para el fútbol, no creo que tenga problemas en hacer una oferta que satisfaga a la directiva del club catalán. Eso sí, en cualquier caso, el Barcelona perderá dinero, como siempre.
Raro me parecía leer como Guardiola pedía con tanta pesadez al ucraniano Chigrinskiy, la verdad, no creía que el entrenador barcelonista podía sentirse tan desguarnecido en la defensa. Ha sido llegar como decía, el primer partido serio de la temporada, y comprobar cómo realmente no confía en a priori, el que iba a ser el cuarto central de la plantilla. Posiblemente se necesiten más refuerzos de los que se pensaba, porque aparte del central, el Barcelona necesita un lateral derecho, algún centrocampista que tape ausencias, y sobre todo, un delantero de banda más, que cubra las reiteradas ausencias de los frágiles Messi y Henry.
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