Cayó Italia, para mí la gran favorita, ante una rocosa y competitiva Alemania, demostrando los teutones su capacidad histórica en las rondas decisivas. Con Acquafresca y Balotelli atacando una y otra vez, comandados por un genial Giovinco, la selección azzurra se vio impotente ante una Alemania que era un muro, y que en una de estas devolvió uno de los golpes italianos, con un certero disparo de Andreas Beck desde la lejanía. Un gol que Italia no fue capaz de remontar, pese a la insistencia, y deja a los alemanes en la final. Una vez más.
La otra semifinal, la que enfrentaba a Suecia con Inglaterra, fue mucho más animada en cuanto a goles. La experiencia, y sobre todo la fuerza y empuje a balón parado hicieron que los ingleses se colocasen con un casi definitivo 3-0 antes del descanso. Ya en la segunda parte, el milagro de los anfitriones se vio más claro con el gol del oportunista y protagonista absoluto de este europeo, Marcus Berg, y el segundo tanto de falta directa de Ola Toivonen. (Que clase!) . La euforia se desató del todo al empatar el partido Berg (otra vez), a los 81 minutos de juego, y que conducía el encuentro a la prorroga. La increíble remontada se había producido.
En la prórroga, el marcador no se movió, y la suerte les fue esta vez esquiva a los suecos en la lotería de los penaltis. Tanda de infarto, y victoria inglesa por un resultado de 5-4, donde Guillermo Molins falló el último y decisivo de los cinco penaltis tirados por Suecia.
La gran final del europeo, el lunes, donde se enfrentarán Inglaterra, con sus peligrosos saques de esquina, y su endiablada velocidad en ataque, ante Alemania, todo potencia, contundencia y competitividad.
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